El veterano de la Segunda Guerra Mundial, dijo que caminó hacia el buzón de correos como lo hacía cada semana y colocó en la pequeña ranura un tarjeta de cumpleaños para su bisnieto.
Cuando ya tenía media carta dentro, una mujer que estaba paseando a su perro le tocó en el hombro. : “Me preguntó que qué estaba haciendo. Pensé que iba a llorar cuando le dije que quería mandar una carta. Ella tomó mi mano y me señaló que el buzón estaba al otro lado de la carretera”.
Alf asegura que es muy probable que no sea el único que ha confundido los buzones; y que el Ayuntamiento no debería haberlos puesto tan cerca. Pero su hija Susan va más allá y acusa a los operarios de vaciar el contenedor de caquitas de dejadez en sus funciones.
Se pregunta cómo han podido estar dos años viendo las cartas entre las bolsas y las heces y no se han preguntado qué hacían allí.
Su hija, Susan May, de 59 años, ya estaba empezando a extrañarse de que no recibiera cartas del abuelo por el cumpleaños de los bisnietos.
Cuenta en la edición impresa del Sunday Sport que “cada vez que le preguntaba a papá si se había acordado de los cumpleaños de los niños me decía: ‘Sí, hay un cheque en el correo”. Como no llegaban pensamos que estaba comenzando a perder la memoria o que, simplemente, nos estaba mintiendo”.